La idea es sencilla, y se me ocurrió al ver por televisión qué le ocurría al fuel cuando entraba en contacto con la arena de las playas: se convierte en un sólido plástico, más denso que el agua, que ya no flota y se va al fondo cuando las olas vuelven a barrer la playa. Esto está contaminando el fondo marino de la costa, pero podría ser la solución para el Prestige.
La idea es de dificultad similar a la opción de bombear el combustible desde el barco a la superficie, pero tiene la ventaja de que no es necesario calentar el fuel ni diseñar unas bombas especiales para bombearlo a 3600 metros de altura.
Consiste en descender hasta el Prestige con un batiscafo, perforar cada tanque e introducir una boca de un tubo que llegue hasta la superficie. En superficie, un buque granelero cargado de arena irá descargando continuamente en la tolva de otro buque la arena, la cual irá bajando por la tubería hasta el tanque del Prestige.
La arena, al entrar en el tanque, se mezclará con el fuel de una manera similar a como se fabrican las mezclas bituminosas para carreteras. Una vez se haya solidificado (o mejor dicho, «plastificado») el fuel debido al frío, el problema estaría realmente resuelto, pues el sólido resultante SÍ sería más pesado que el agua, por lo que no intentará ascender a la superficie (el fuel puro, aunque se solidifique, seguirá siendo más ligero que el agua, por lo que tarde o temprano ascenderá.
El árido necesario para realizar la operación deberá ser diseñado en laboratorio con muestras de fuel del Prestige, para determinar el tamaño óptimo del árido y su naturaleza (silícea o calcárea) para favorecer su adherencia con el fuel.
Esta solución me parece factible y realizable con la tecnología actual. Costará más que «parchear» las grietas del buque, pero es una solución definitiva y no una chapuza.
Roberto Rodríguez Illanes, estudiante de Ingeniería de Caminos de Madrid
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