Las cartas de la PonteWordCamp 2018

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La Carta Javier Casares de la WordCamp Pontevedra 2018.

El fin de semana pasada se realizó la WordCamp Pontevedra 2018, de la que ya comenté extensamente, pero me dejé en el tintero dos cosas que quería haber comentado antes pero la preparación de la WordCamp Barcelona y el día a día me han comido: las cartas y José Luís.

Soy muy fan de esos momentos y situaciones que uno no se espera, como por ejemplo que el viernes por la noche en la cena de ponentes, Juan nos comentase que tendríamos unas cartas en nuestras bolsas y que tendríamos que repartirlas según nos pareciera más conveniente.

A la mañana siguiente me encontré un taco de cartas con mi careto en ellas. He de reconocer que a mi estas mierdas me hacen mucha ilusión. Y es que creo que, aunque he creado algún juego a lo largo de mi vida, nunca había sido parte de uno de ellos, al menoos no de forma tan profesional (y hay que agradecérselo enormemente a Lua por ello); sin duda un trabajo excelente.

Cuando tenía mi mazo en la mano, lo primero que hice fue irme a ver a otros ponentes conocidos a los que le pedí un intercambio de cromos. Mauricio comenzó con el «sile(tengo), nole(tengo)» en plan de broma, pero aquello indirectamente se convirtió en una competición. Algunos jugábamos por el juego, otros simplemente por tener la baraja. Incluso, le dije a Juan que si había la posibilidad de «comprar» la baraja por tenerla de recuerdo.

Con el paso de las horas llego un momento inesperado, que fue encontrarme con las cartas rojas. Es bastante curioso que existan esas cartas y que las tuvieran algunos patrocinadores, porque si te tocaban perdías el juego. Aún así, las iba pidiendo de escondidas porque nadie las quería dar.

La sorpresa fue a media mañana cuando me crucé con José Luís. A José Luís no recuerdo cuando lo conocí (si no me falla la memoria, creo que fue en Las Palmas de Gran Canarias, en febrero, en la WordCamp) y me pareció un tipo muy interesante… un señor mayor, interesado en WordPress y la tecnología, y que va «paseándose» por las WordCamp, como yo. No es la primera persona con cierta edad que ´podría parecer que debería estar fuera del mundo tecnológico que me encuentro en estos dos últimos años, y me agrada que trabajen por la comunidad, desarrollando, cuando podrían estar por otras cosas. De mayor quiero ser como ellos y tener esa fuerza y pasión que a veces a mi mismo me faltan.

Total, que me desvío. Me crucé con José Luís y me enseñó una carta mágica: era él, en una carta amarilla. Como representante de los voluntarios, me parece genial que poco a poco se vayan haciendo cosas para ellos, porque las WordCamp no son nada sin los voluntarios, personas que vienen a dedicar su tiempo para ayudar a los demás, y que sé que además, lo disfrutan mucho porque es una gran recompensa personal. Lo que ya no me gustó tanto fue que me dijo que solo había 5 cartas como esa y que él había podido conseguir una de ellas.

Según fue pasando el día conseguí recopilar un montón de cartas, no con los puntos suficientes para ganar (si no hubiera los multiplicadores, sí que habría tenido posibilidades). Así que al acabar la tarde me fui a la mesa del recuento de cartas y me dispuse a recopilar cuantas más pudiera (principalmente las otras amarillas que eran las que me faltaban). No iba a participar en el juego así que conseguí algunas de ellas. Creo, por las cuentas que he podido hacer, que me faltan solo algunas de ponentes, aunque no descarto que me falte alguna más.

Mi baraja de cartas (incompleta) de la PonteWordCamp 2018.

En ese momento «recolección en la mesa» vino José Luís con una petición: que le diera una de mis cartas y que en ella le escribiera un mensaje y firmase. Firmar o dejar un texto en algo que te representa es algo complicado. Ya me tocó hacerlo bastantes veces con el libro de la Guía SEO. Una breve frase y ahí guardada que la tiene.

Sin duda un gran juego que te obligaba en parte a ir detrás de ponentes, patrocinadores y a participar, al final, de todo lo que la WordCamp puede ofrecerte. Para las siguientes veces les propongo una carta exclusiva a los asistentes al Contributor Day y al after-party.

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