Lo reconozco: vivo sólo. Sí, eso que parece tan divertido desde fuera es un poco asqueroso si lo vives… sí, todo el mundo piensa que te pasas todo el día de fiesta en fiesta en casa, pero la realidad es totalmente inversa. Te toca limpiar todo a ti (porque ya no es eso de «limpiarte la habitación», es que ahora te toca la habitación, la cocina, el baño, el comedor…), además te toca cambiarte a ti la bombona de butano cuando se acaba en plena ducha, o el rollo de papel si se acaba cuando estás sentado, o cocinar.
Cocinar para solteros es una misión de alto riesgo… reconozco que no me gusta invertir tiempo en cocinar y que al final, como cuando voy a casa de mis padres acabo comiendo «congelados», me quedo en casa, que pierdo menos tiempo en ir para llegar y acabar cocinándome.
El problema es que cuando llego al súper no sé que comprar… si compro fruta, bueno, puedes comprar un par de manzanas y, párate ya… ¡dos manzanas te duran dos días! Lo que significa que si uno de esos dos se te olvida que existe esa manzana, se te acaba pudriendo en la nevera. Y eso que las manzanas las puedes comprar de una en una…
Lo que no se puede comprar para uno es la carne. Al menos no la del súper… Sí, sé que puedo ir al mercado y pedir dos filetes de loquesea, que te dan para comer un día… Lo sé, también se puede congelar, pero es que puestos a elegir comer mal, prefier comer cosas «frescas» y no tener el congelador lleno… Las bolsas esas de «comida preparada» son para dos personas… ¿qué hacer? comes un día algo, al día siguiente otra cosa, pero el tercer día has de comer lo mismo que antes de ayer si no quieres tirar la «otra mitad».
En fin… vivir sólo no es fácil… hipoteca, gasto en comida x1,5, hay que pagar un nínimo de casi todo (luz, agua, teléfono) independientemente de si vive una o dos personas… ¡aysh, qué dura es la vida del soltero!
Deja una respuesta