«Todo comenzó cuando hace dos días detectamos en una línea ADSL de Telefónica que la IP de navegación había cambiado. Y es que todo el mundo navega por Internet con el DNI en la boca. Una IP sería el equivalente al DNI. Sin embargo, la IP pública habitual había cambiado. ¡Y estábamos usando la misma IP pública desde hacía dos años! ¡El mismo número! Después de las consabidas comprobaciones en ese ordenador a la búsqueda de posibles troyanos, nos dimos cuenta de que algo estaba interceptando el tráfico en las comunicaciones con Internet». Esto lo asegura un comunicado de la Asociación para la Información de Hackers (AIH) publicado esta mañana.
Según la AIH, Telefónica está instalando un ‘proxy’ en las líneas ADSL que le permite, por ejemplo, capturar contraseñas, números de tarjetas de crédito o información confidencial de todos aquellos ordenadores a los que da servicio de conexión a la Red. ¿En qué consiste ese ‘proxy’? Según la AIH, consiste en que cuando se navega por Internet, no se hace libremente, sino que todos los clientes de Telefónica y Terra en este caso, utilizan la IP de un enorme ordenador. Es decir, que todos, absolutamente todos, están usando el mismo ordenador para navegar por Internet. «Y no solo eso, sino que ese ordenador está almacenando caché, es decir, datos de los sitios por donde se navega, contenidos, contraseñas, información confidencial, números de tarjeta de crédito,… Todo queda en poder de Telefónica y Terra», asegura la AIH.
Telefónica lo desmiente
Por su parte, Telefónica ha desmentido «totalmente» que esté espiando a sus usuarios de líneas ADSL. La compañía de telecomunicaciones dice que el supuesto «afan de controlar» que le atribuye la Asociación para la Información de Hackers no es sino «un esfuerzo humano y económico para mejorar el servicio» que ofrece a sus abonados.
Ha señalado que ha iniciado la activación en su red IP -denominada RIMA- de ‘caches’ de disco «orientadas a mejorar en primera instancia la velocidad de navegación de sus clientes y, por tanto, sus prestaciones», solución similar a la que está siendo utilizada «por los operadores de telecomunicaciones e ISP más avanzados del mundo».
Según la empresa, la solución técnica es «transparente a la información transmitida y recibida por los clientes», y pemite una descarga más rápida de los contenidos de Internet «de interés común para la mayoría de ellos (de sus clientes)», ya que guarda los más demandados en unidades de almacenamiento.
Dichos servidores, distribuidos en «varios puntos de España» para facilitar la mejora de velocidad, «posibilitará a corto plazo el disfrute de nuevos servicios innovadores a todos los clientes de banda ancha».
¿Peligro real?
El uso de ‘proxies’ es común y está muy popularizado en la Red, sobre todo en las empresas y en redes de comunicación corporativas o comunales. De hecho, la función del ‘proxy’ es mejorar la navegación, ya que, en principio, si una página es visitada por un usuario cualquiera, el que viene detrás y la solicita la verá más rápido, puesto que ya no se encuentra en Internet, sino que la web está en la caché del ordenador ‘proxy’ de Telefónica. Así pues, lo más importante es saber qué tipo de datos se están almacenando (si es que se están almacenando) y para qué podría servir dicha información.
Los lectores de diarios, tan perjudicados como los diarios
Sin embargo, esta aplicación resulta también muy perjudicial para los usuarios cuando consultan una sede web que actualiza permanentemente la información, como es el caso de cualquier medio de comunicación, como La Vanguardia Digital, porque cuando el internauta accede a un diario quien le entrega la información es el servidor «proxy» del proveedor de acceso a Internet y no el servidor del diario.
Esta práctica, no sólo perjudica al internauta que busca la información «caliente» al minuto, la elaborada en tiempo real, porque el «proxy» se la entrega ya caduca, sino que perjudica abiertamente a los medios de comunicación auditados según el número de páginas servidas, porque los «proxy» de los proveedores de servicio «se apoderan» así de la entrega física/virtual de esas páginas.
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