Lo que Google llama «el próximo paso en la publicidad de Google» es quizá la compra que lleve al monopolio completo de Google a nivel internacional.
La verdad es que no quiero hacer un artículo catastrofista, pero tras 3 años de seguimiento a Google que llevo, creo que este ha sido el paso que me hace reflexionar si Google no está controlando nuestra forma de llevar la vida y de utilizar internet. También es cierto que internet ha cambiado mucho desde aquel verano del 97 cuando comenzaba a conectarme yo por estos lares, y que desde el 99 que llevo usando el buscador, también ha cambiado bastante.
La cuestión es que si hasta ahora decidía por nosotros lo que debemos o no visitar, si nos paga más o menos en Adsense, si nos cobra más o menos en Adwords, si dependemos de su correo y calendario, y, todo eso, más o menos con un alto porcentaje (no hemos de olvidar que en Estados Unidos si sumamos AOL y Google, nos da más de un 60% de cuota de mercado, o en países de Europa que ronda entre el 70% y el 90%, la compra de Doubleclick me da mucho miedo.
Como todos sabréis, esta empresa lleva más de 10 años gestionando las campañas de publicidad más grandes de internet, principalmente por DART, la tecnología que organiza quién, cuándo y cómo debe verse una campaña publicitaria. Además, ya es muy famosa la «famosa cookie de doubleclick»…
En fin, 3.100 millones de dólares (unos 2.500 millones de euros) parece ser el precio de esa compra, cuando tan sólo hace unas semanas, en la disputa Microsoft-Google por la empresa se hablaba de 2.000 millones de dólares (es lo que tiene tener mucho dinero, compras Youtube y cosas así por mucho sin saber que pasará).
Hay que tener en cuenta que, con esta compra, Google controlará prácticamente la publicidad de toda internet y, estoy convencido que, si sumamos Adwords y DART, gestionará el 60% de todo el negocio publicitario de la red.
Ahora ya sé porqué mucha gente me dice eso de que para conectarse a internet ha de entrar en Google…
Os recomiendo el artículo de Carlos Blanco (con un poco de historia), el del propio Google y el del New York Times.
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