La teoría precedente de que los casquetes polares de Marte están constituidos principalmente por dióxido de carbono (hielo seco), es errónea, según las nuevas investigaciones de un grupo de científicos planetarios del California Institute of Technology. Dichos casquetes, al contrario, están formados sobre todo por hielo de agua, lo que abre nuevas perspectivas a la colonización de Marte.
Se ha llegado a esta conclusión a través del análisis exhaustivo de las imágenes enviadas por las sondas espaciales que giran alrededor del planeta. Andy Ingersoll y Shane Byrne, los científicos implicados en la investigación, han descubierto en ellas que la vieja teoría de los casquetes de CO2, ideada en 1966, ya no se sostiene. La citada teoría decía no sólo que los casquetes marcianos estaban formados por hielo seco sino que además se encargaban de regular la presión atmosférica mediante su evaporación y condensación. Observaciones posteriores presentaron evidencias de que el casquete polar norte poseía hielo de agua bajo la cubierta de hielo seco, pero los expertos continuaban creyendo que el casquete polar sur estaba hecho sólo de este último.
Sin embargo, las recientes imágenes de alta resolución, ópticas e infrarrojas, enviadas por las sondas Mars Global Surveyor y Mars Odyssey, sugieren que este viejo modelo ya no es exacto. El comportamiento de ciertas estructuras circulares presentes en las regiones estudiadas responde más a la presencia de hielo de agua que a la existencia de hielo seco abundante. Además, la temperatura detectada indica que el casquete polar sur está demasiado caliente para estar hecho de CO2. Byrne e Ingersoll creen que la capa superior es hielo seco, pero que la inmediatamente inferior, la que da forma a casi todo el casquete polar, es hielo de agua.
Los casquetes sur y norte serían por tanto bastante similares. En este último se aprecia anualmente la pérdida de la capa de CO2 (de un metro de espesor), en verano, lo que expone el hielo de agua que hay debajo. En el sur, la capa de CO2 es algo más gruesa, unos 8 metros, y no desaparece del todo durante la estación veraniega.
Para los futuros colonizadores marcianos, todo ello implica que no será necesario transportar agua desde la Tierra para su consumo. Pero por otro lado, se hará más difícil «terraformar» algún día el planeta vecino. La presencia de menos cantidad de CO2 dificultará el mantenimiento de Marte como un lugar caliente y húmedo.
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