MP3, el tan celebrado formato de archivo de música, podría estar llegando a su fin. Esto es al menos lo que afirman los fanáticos de la calidad «audiófila» de música digital. «Los audiófilos prefieren escuchar su música en un formato sin pérdida», dice Brian Dipert, un estadounidense investigador de técnicas de compresión de audio y también un audiófilo. «La compresión sin pérdida es también interesante para músicos e ingenieros de audio», señala.
Cuando Dipert habla de compresión «sin pérdida» («lossless», en inglés) se refiere a la forma de grabar música de forma digital de manera que no sufra una degradación en calidad. El formato MP3, al igual que sus más populares competidores, descarta parte de los datos sin gran pérdida de calidad, de modo de producir un archivo poco voluminoso que pueda ser transmitido por Internet.
Es por esto que MP3 es conocido en la industria como formato de compresión «con pérdida», puesto que parte del sonido «se pierde» allí para siempre.
Y ¿por qué se prefiere esta compresión «con pérdida» para grabar música? La razón es muy simple: actualmente, lo importante es el tamaño, en especial cuando se trata de transferir datos a través de Internet. Un disco normal de cinco minutos de duración puede ser comprimido a un archivo de dos a cinco megabytes si se utiliza MP3 u otro formato «con pérdida». Sin compresión, el mismo disco podría ocupar entre 50 y 60 megabytes de disco duro.
Simplemente trate de transferir un archivo sin pérdida de 50 a 60 megabytes mediante una conexión a Internet con un módem normal y se dará cuenta de por qué MP3 se ha hecho tan popular.
Los nuevos programas de compresión sin pérdida o «formato lossless», sin embargo, abrevian la tranferencia. El formato APE de Monkey Audio (www.monkeysaudio.com), por ejemplo, está ganando territorio MP3 entre muchos usuarios.
APE se basa en un nuevo tipo de algoritmo de compresión sin pérdida para comprimir esos 50 o 60 megabyte de música audiófila digital a la mitad o más de su tamaño. Mejor aún, el software gratuito APE viene con un «plug-in» que permite escuchar los archivos APE directamente mediante el popular reproductor de audio Winamp (www.winamp.com). Aunque están aún muy lejos de los pequeños archivos MP3, los archivos de música digital APE no eliminan parte alguna de los datos originales.
«Hoy lo estamos haciendo todo con APE», dice a dpa Anton Flewelling, informático y músico rock en Florida que distribuye electrónicamente la música de su grupo.
Los programas de compresión «lossless» trabajan así: Se inserta un CD de audio en el reproductor de CD de la computadora, se abre un programa de compresión sin pérdida y se le pide que copie («rip» en inglés) el CD en el disco duro. El contenido del CD será grabado primero en el disco duro en forma de archivos WAV no comprimidos, para comprimirlo posteriormente en formato sin pérdida.
Si se desea grabar («quemar») ese CD en un CD en blanco, se usa primero el programa de compresión sin pérdida para expandir los archivos a su tamaño natural – cosa que los convierte en archivos WAV en el disco duro. Se usa entonces un programa común de grabación de discos compactos como Nero (www.nero.com) o Easy CD Creator (www.adaptec.com) para grabarlos en el CD virgen.
La creciente popularidad de la compresión audio sin pérdida la atestigua la intensa actividad de intercambio de música «losslss» en Internet. Los grupos de noticias que contienen la palabra «lossless» son cada vez más abundantes, destinados a intercambiar música en este formato. Y sitios Web como Lossless Audio ( www.firstpr.com.au/audiocomp/lossless) cosechan los beneficios del formato sin pérdida al tiempo de explorar esta tecnología.
Sin embargo, para que el formato audio sin pérdida despegue definitivamente, dice Flewelling, se precisa una mayor popularización del acceso a Internet de banda ancha. «A mí no me importa transferir un archivo de 40 megabytes si mi velocidad ADSL es de 1,5 megabytes por segundo», afirma.
Los usuarios de módems análogos, sin embargo, seguirán sin duda prefiriendo los archivos MP3 para transferir música online.
Pero el panorama futuro parece claro. «Cuando todos estén conectados a una línea rápida de Internet, ¿para qué molestarse con música comprimida?», dice Flewelling. (Por Jay Dougherty, IBLNEWS-Dpa)
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