Una de las cosas que he descubierto en estos últimos tiempos es que la gente, cuando negocia, no habla de dinero. Y eso es un problema.
La cuestión es que uno puede reunirse una, dos o quince veces, cerrar todos los tenas, y, cuando ya está todo listo, comienza a hablarse de dinero y se fastidia el invento.
La cuestión en todo este asunto es ¿cuándo ha de hablarse de dinero en una negociación? ¿Al principio, al final? Tengo entendido que en el resto de países (es decir, fuera de España) hablar de dinero no es un tabú como parecer serlo aquí. Yo, la verdad, cuando hablo con empresarios o con familiares y amigos no tengo ningún problema en hablar de dinero. Al fin y al cabo es algo que es parte de nuestra vida. Quien más i quién menos ha de pagar una hipoteca (800 – 1.000 euros), ha de pagar los recibos de la luz, agua, gas, teléfono (100 – 250 euros) es decir, que una persona como mínimo ha de cobrar 1.500 euros si quiere vivir como alguien normal.
En fin… tengo muy claro que cuando se va a negociar con alguien hay que llevar «los precios» por delante…
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