Me gusta escribir bien, aunque no siempre lo consiga… hace mucho que me pregunto cosas sobre si usar «porqué», «por qué» y otras lindezas… la respuesta la he encontrado en un artículo de Ovidio Cordero:
¿Por qué nos dan a veces tantos problema esas seis letras, estas seis palabras: porque y por que; porqué y por qué? Quizá porque a veces no se sabe distinguir ante cuál se encuentra uno. Pero eso se puede arreglar: existen algunos trucos que nos pueden ayudar a no confundirlos.
Como vemos, hay cuatro porqués (porque y por que; por qué y porqué), que separamos en dos grupos para distinguir las formas átonas —las dos primeras— de las tónicas. La primera, porque, es una conjunción subordinante causal: Voy al cine porque ponen una de Woody Allen, donde la causa es justo todo lo que sigue a la conjunción, la cual equivale a otras conjunciones o locuciones conjuntivas como ya que, como quiera que…: Voy al cine ya que echan una de Woddy Allen. Con esto ya podemos distinguir fácilmente el porque conjunción, sustituyéndolo por sus equivalentes; aunque es éste precisamente un porque que no suscita mucho problema.
En segundo lugar tenemos el por que átono, sin tilde en la e, donde la preposición por va seguida del pronombre relativo que: Esa fue la razón por que lo echaron a la calle; o de la conjunción subordinante que: El éxito en una carrera pasa por que estudies cada día. En el caso del que pronombre relativo, lo podemos reconocer fácilmente mediante la intercalación de un artículo entre la preposición y el relativo: Esa fue la razón por ‘la’ que lo echaron a la calle. Esta forma sin el artículo ha caído en desuso puesto que podría confundirse con porque; eso sí, con el artículo incrustado da mucho juego. En cuanto al que conjunción, resulta un poco más complicado destaparlo, aunque lo podríamos descubrir por eliminación…, si no es porque ni porqué, va separado: por que.
En tercer lugar está quizá el más simple de todos, el porqué, que funciona exactamente igual que un sustantivo. Aunque se suele tener como el más fácil de discriminar, en muchas ocasiones nos encontramos con el error: por qué separado: El por qué de vuestra mala situación económica es el derroche. Se confunde por analogía por el otro por qué mucho más habitual, ya que al ser ambos tónicos, la similitud en la pronunciación es muy alta. El porqué sustantivo lo reconocemos poniéndole un determinante (artículo, demostrativos, etc.) delante: Explícame ‘el’ porqué de tu dimisión; Desconozco ‘tus’ porqués.
y que sigue en una segunda parte del artículo…
Comentábamos en el número anterior tres de las cuatro formas para la secuencias de fonemas [porke]: porque (conjunción subordinante causal), porqué (sustantivo) y por que (preposición —por— más pronombre relativo o conjunción subordinante —que—, según el caso). Ahora nos queda la forma tónica por qué.
Esta grafía está formada por la preposición por seguida del pronombre o adjetivo qué (con tilde diacrítica). Por ejemplo, en ¿Por qué me dejaste plantado? el qué funciona como pronombre porque sustituye a un sustantivo, que se omite mediante la elipsis. Estos nombres podrían ser motivo, causa, razón: ¿Por qué ‘motivo’/’causa’/‘razón’ me dejaste plantado? Así pues, en este segundo caso, donde el sustantivo aparece después del por qué, el qué funciona como adjetivo.
Esta forma suele aparecer casi siempre en oraciones interrogativas y exclamativas: ¿Por qué he de ir yo a tirar la basura? ¡Por qué harán tanta escandalera!, pero también en proposiciones interrogativas indirectas: No comprendo por qué no estudias, Pregúntale por qué se va de viaje a Londres. En todos estos casos, tal y como hemos expuesto al comienzo, esta forma se escribe separada por tratarse de dos palabras distitas. Así, también escribiríamos: ¿Por cuánto te venden el coche?, ¿Por cuál votas? (= ¿Por qué partido votas?), etcétera.
Saliéndonos un poco del hilo, pero siguiendo con el asunto de las interrogaciones, cabría decir que en los últimos tiempos, con la llegada de las nuevas tecnologías, como el correo electrónico y los teléfonos móviles, a todos se nos ha brindado la posibilidad de poder comunicarnos de manera rápida y sencilla. De este modo, y con estos nuevos sistemas, se ha incentivado el hábito de escribir con el ordenador o con el propio móvil, lo cual ha hecho que se extienda o que salga a la luz un uso impropio del lenguaje. Por ejemplo, hoy en día es bastante habitual observar le ausencia del signo de interrogación de apertura (¿): Como estás?, y de exclamación (¡): Hola!, y se suele dar no con poca frecuencia en publicidad: por ejemplo, Qtal! es el nombre, en español, de un servicio de Vodafone que, como se aprecia, utiliza tan solo el signo de exclamación de cierre. Estos usos, formados así por razones como la economía lingüística y el roce directo con el inglés, atentan contra la lengua española y están bastante mal vistos —especialmente en escritos formales—.
En fin, que la mayoría de veces yo debería escribir más «por qué» que «porqué»… y no lo hago… así que tendré que aplicarme el cuento de escribir mejor…
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