Todo comenzó en un chat. Gonzalo Jaén, una inquieta mente creativa de 32 años que ha vivido en Venezuela muchos años, intercambiaba bites con una chica gallega de nombre Belén. Y surgió la idea: enlatar el chapapote maldito, venderlo por un euro y destinar el dinero a Galicia. Habló con Greenpeace, con la Xunta, con todo el mundo, pero le ignoraron. «Alabo a Periodistadigital.com, que visualizó la idea de enlatar el fuel del Prestige tal como yo la tuve, mientras otros quizas ni caso hicieron por pensar que era muy irreal o una broma de mal gusto. Lo
cierto es que gracias a este gran periódico digital, que para mí ha cumplido a cabalidad con la funcion social del periodismo, se están logrando muchas cosas; de la misma manera invito a otros medios a sumarse a esta «gente limpia» y solidaria, asi como a cada uno que le interese, el planeta o sus habitantes», declara Jaén. Y numerosas empresas ya se han sumado al proyecto, desde conserveras gallegas a grandes almacenes. Y cada minuto, somos más.
Regale una lata de chapapote por Navidad
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