– Hola, me llamo Javier y… y soy informático.
– ¡¡¡Hola Jaaavieeerrr!!!
Últimamente cuando salgo de Barcelona o Madrid, y de mis círculos más cercanos, sobretodo en lo que se refiere a trabajo (porque con algunos amigos también me pasa), me encuentro que soy «el puto». Dice a veces mi madre un refrán que dice algo como que además de puta pongo la cama
… creo que podría ser un buen resumen.
Y es que, como decía, cada vez que salgo de mi círculo más cercano me encuentro cosas como:
Oye, tú que sabes de eso de los ordenadores, ¡por qué no le echas un vistazo a la radio que no se escucha!
Cuando se lo comentaba a algunos compañeros de trabajo me comentaban cosas como:
Tú que eres programador… ¿por qué no me programas el aire acondicionado?
O ya algunas cosas como:
Oye, tú que sabes de esto… ¿por qué no me miras la báscula que no funciona?
Esos 3 ejemplos son completamente reales, que conste, y la verdad es que ya empieza a cansar… porque, no me molesta el hecho de que te pidan ayuda, o que su desconocimiento o ignorancia les haga pedirte cosas que no son. Los informáticos pueden ser simples «picateclas» o gente, entre la que me incluyo, que somos culos inquietos de la tecnología y nos gusta trastear todo… Mi madre de tanto en tanto me recuerda que mi abuelo tenía una radio vieja que no funcionaba, y que un verano me propuse arreglarla, contaría yo con 14 o 15 años… y al final del verano bajé de la azotea con la radio funcionando y con unas cuantas «piezas» en la otra diciendo que «me habían sobrado»… eso sí, la radio funcionaba (aunque no duró mucho)…
El problema de todo es cuando esta misma gente que te pide ayuda luego infravalora desprecia (no encuentro una palabra más suave, aunque seguro que la hay) tu trabajo. Tú eres ese «que no hace nada» porque se pasa todo el día delante del ordenador… como me decían el otro día, «lo mismo que si te pasases horas jugando a los Playmobil»… Y es curioso, porque la verdad es que yo intento no meter mi nariz en el trabajo de otros… todo lo contrario, considero los trabajos más manuales de mucha importancia… yo pongo en manos de mi mecánico la moto y, al principio lo hacía, pero ya no pregunta para el presupuesto… simplemente sabe que si todo es «lo normal» ha de hacer y cobrar, y casi sin preguntar qué han hecho, yo pago. Sé que hace un muy buen trabajo, que ha tenido alguna vez algún fallo y que al día siguiente lo ha solventado (como nos puede pasar a cualquiera), y es algo que valoro muy positivamente… hay que reconocer que si uno se equivoca, puede corregir su error.
Cuando alguien te tacha de «friki» o similar, la verdad es que creo que no tiene ni puta idea de lo que habla. Parece que no se den cuenta que «nosotros» somos los que hacemos que su máquina para controlar el nosequé del vehículo no deja de ser un chip programado que consigue que su trabajo sea más sencillo… parece que si no te vas al campo a labrar y te sale callos en las manos te estás tocando los huevos todo el día, sentado… y eso, ya cansa.
Reconozco que hace unos años mi trabajo me apasionaba; bueno, realmente he de reconocer que muchos proyectos que eran hobbies se han convertido en empresas… eso sí, tal vez ahora algunos de esos proyectos ya sean trabajo y, cuando «pasas de las 8 horas» prefieres alejarte un poco de ellos, cuando antes estabas deseando llegar a casa para ponerte con ellos aunque hubieras estado todo el día detrás.
Sé que hay crisis y lo siento por la gente que está cerca mía. Estas pasadas vacaciones tenía pendiente quedar con una amiga a la que veo una vez al año, como quien dice… se fue con su pareja a Almería, él es arquitecto y, tal y como están las cosas, al final tuvieron que volver a Granada… él al poco tiempo volvió a tener trabajo, y ella estaba buscando… antes de ir le comenté de quedar para ir de tapeo… al fin y al cabo, ¿qué tenía ella que hacer a las tantas mejor que irse de tapeo con su amigo Javi al que no ve casi nunca? Cuando llegué al pueblo la noticia fue muy buena: había conseguido trabajo… y eso ha implicado que no podamos vernos nada más que un día a la hora de comer un rato, prácticamente sin poder hablar de casi nada ni ponernos al día…
¿Por qué en cambio cuando explicas que tu trabajo en Internet va bien y demás la gente se «cabrea»? Parece que somos unos bichos raros y que no tiene sentido que todo el mundo esté en crisis, en paro o similar y que tú, el pringao ese de los ordenadores esté ganando dinero y viviendo bien… Está bien… a ti te puede ir genial cuando las cosas van bien, ¿pero a mi no me puede ir bien cuando las cosas te van mal?
En fin… esto es sólo una reflexión que he ido sacando desde hace un año cuando «me decidí a ganar dinero» y que ahora, tras unos días de desconexión y cuando casi se cumple un año de mi decisión de «jubilarme a los 35», he decidido escribir…
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