Arqueólogos del Oriental Institute, de la University of Chicago, han utilizado fotografías recientemente desclasificadas, tomadas desde satélites espía americanos, que muestran la existencia de una antiquísima red de carreteras en el Oriente Próximo, cuyos restos habían pasado hasta ahora desapercibidos.
En las imágenes, captadas por vehículos del antaño programa secreto Corona, se aprecian sutiles depresiones en el suelo, que señalan la ruta por la que discurrían los caminos. Esta red formaba parte del tejido de comunicaciones que dio esplendor a las civilizaciones de hace 5.000 años en esta zona del mundo. Permitieron fomentar el intercambio agrícola y el comercio en un área que actualmente se encuentra en Siria e Irak. Es en esta zona donde los asentamientos locales empezaron a expandirse, entrando en contacto con las culturas del sur de Mesopotamia a medida que la civilización urbana iniciaba su despegue, en el tercer milenio antes de Cristo.
Tony Wilkinson y Jason Ur, investigadores del instituto, explican que estas rutas quedaron fuera de servicio cuando fueron sustituidas por otras mejores a finales del primer milenio antes de Cristo. Dado que los viejos caminos se encontraban en ligeras depresiones, se convirtieron en puntos donde los lugareños podían encontrar barro para fabricar ladrillos. Con el paso de los años, estas carreteras fueron olvidadas, escapando a la atención de los arqueólogos.
Se trata de calzadas de 70 a 140 metros de ancho y unos pocos centímetros de profundidad. Fueron hechas por la gente que debía transportar a sus rebaños hacia los campos de pasto y hacia otras aldeas, para comerciar con el ganado. El tráfico continuo endureció la superficie, haciendo que la calzada se hundiera ligeramente en el paisaje.
Estas rutas son algo más que simples conexiones entre pueblos y asentamientos cercanos. Consideradas a un nivel regional, emergen como segmentos de «autopistas» que van de un punto a otro, generalmente a través de un eje este-oeste.
Anteriormente, los arqueólogos dibujaban en sus mapas líneas rectas entre los asentamientos principales, suponiendo que había existido un sistema de carreteras uniéndolos entre sí. Pero se desconocía su posición exacta. Ahora, en cambio, los caminos son bien visibles en las imágenes de los viejos satélites espía americanos.
La información aportada por las fotografías es muy interesante. Por ejemplo, los pueblos más importantes son los que poseen más rutas dirigidas hacia ellos. Los arqueólogos han investigado especialmente dos puntos llamados Tell Brak y Tell Hamoukar, que emergieron como comunidades con cierto esplendor en el tercer milenio antes de Cristo. Las imágenes muestran que Tell Hamoukar era aún más importante de lo que se creía. Probablemente estaba conectado al sistema de carreteras que venía de Nineveh y se dirigía a Aleppo.
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