El pasado 27 de marzo, una treintena de almas valientes (y otros no tanto) —también conocidos como contribuidores y gestores del proyecto WordPress— se reunieron para discutir el preocupante estancamiento en los tickets de Gutenberg y del núcleo. A pesar de mantener cifras estables, la finalización efectiva de tareas ha caído en picado desde el lanzamiento de WordPress 6.7, allá por los finales de 2024.
Esto, sumado a un ambiente comunitario cargado y un trasfondo legal poco inspirador como cortesía del culebrón entre Automattic y WP Engine, desembocó en una pregunta inevitable: ¿y si dejamos de intentar tres versiones al año y nos conformamos con una?
Espóiler: decidieron que sí. WordPress 6.8 será el único gran lanzamiento en 2025. Gutenberg seguirá su rutina quincenal —o no— (porque algo tiene que parecer que avanza), pero si quieres mejoras editoriales, ya puedes ir instalando el plugin como si tu vida dependiera de ello.
¿Menos versiones, más calma?
A ver, reducir los lanzamientos puede parecer sensato: menos estrés, menos caos, más tiempo para arreglar lo que ya está roto. Suena razonable, especialmente cuando la disponibilidad de horas patrocinadas está en caída libre y los equipos parecen estar formados por hologramas.
La idea de tener tiempo para mejorar documentación e infraestructura también tiene sentido. Otro espóiler: están mal. Muy mal. Si alguien tiene un mapa de la infraestructura actual de WordPress, que lo comparta, porque ahora mismo parece un laberinto abandonado.
¿Más tiempo = más automatización? Teóricamente, sí. En la práctica, quienes tienen las herramientas para hacerlo están demasiado ocupados, no colaborando, o envueltos en disputas legales. Así que… sí, pero no.
Eso sí, la ansiedad colectiva por lanzamientos más grandes y espaciados es real. Después de años de “cambios pequeños y frecuentes”, ahora toca ponerse el cinturón y aguantar versiones que prometen mucho y, probablemente, entregarán menos.
¿Incluir grandes novedades en lanzamientos anuales? En papel, plausible. En la realidad, con la actual falta de manos, se asemeja más a ciencia ficción.
Los argumentos cuestionables
Compararse con eBay o Airbnb en ciclos de desarrollo tiene tanto sentido como decir que un documental de pingüinos inspiró la arquitectura de tu servidor. WordPress es un proyecto comunitario, no una tech gigante, con cafeterías gratis y masajes a media tarde.
Y aunque los plugins canónicos suenan como la solución mágica, siguen dependiendo de algo tan frágil como el compromiso voluntario. Pues sí, que los dos factores de autenticación son importantes, pero si nadie los mantiene, ¿de qué sirven?
El asunto del feedback también entra en territorio pantanoso. Se habla de recolección “más significativa”, incluso con telemetría. A ver, ¿sabemos lo que implica eso con el RGPD mirándonos desde la esquina con cara de “te estoy observando”?
El gran elefante en la sala: el backlog
Más de 12.000 tickets pendientes. Sí, doce mil. Eso no es un backlog, es un museo del abandono. Se propone pasarlos a lanzamientos menores (si es que alguien los toca) o enterrarlos bajo el clásico “maybelater”. El eterno debate: ¿quién decide lo que ya no importa?
Otros focos incluyen reforzar pruebas (¡por fin!), mejorar la promoción de versiones beta, revisar la fricción entre SVN y GitHub, y —agárrate— limitar los lanzamientos de Gutenberg si no hay mucho que actualizar. Bravo por asumir que no siempre hay novedades solo por obligación.
También se quiere redefinir responsabilidades y darle más autonomía a los equipos, para evitar el clásico “nadie sabía que esto era suyo”. Y, los Release Squads actuarían como facilitadores (tradúzcase: apagafuegos de emergencia).
En temas de accesibilidad, se quiere distinguir entre requisitos reales y “sugerencias no bloqueantes”. Porque nada dice «proyecto responsable» como aclarar después de 20 años qué es obligatorio y qué no.
Y por último, una mención a la fuga silenciosa de perfiles no técnicos: diseñadores, testers, gente de producto… todos esos que hacían que WordPress pareciera un proyecto, y no solo un cúmulo de commits flotando sin rumbo.
Deja una respuesta